lunes, 26 de enero de 2015

“Intenté ahogar mis dolores, pero ellos aprendieron a nadar.”

¿Y cómo se puede realmente describir a un artista? Se puede hacer referencia a una de sus obras, ver los acontecimientos más importantes de su vida, pero aun así esto solo sería una ínfima parte de todo lo que muchos artistas han logrado, del mundo interior que cada uno tiene, como hacer honor a personas que mantienen vivo una de las formas de expresión más antiguas del ser humano, el arte.

Y es así, que esto es solo una pequeña parte de una mujer, pero una mujer que a pesar de su corta producción llego a representar de tal manera sus sentimientos más profundos, dolores y anhelos, Frida Kahlo. Su personalidad y sus vivencias se ven reflejados en todas sus obras, pero para esta ocasión, escogí una pintura en concreto, Recuerdo (el Corazón), pintada en 1937. Para terminar de conocer a esta artista se debería hacer un análisis de todas y cada una de sus obras pero a mi parecer esta engloba muchos aspectos que marcaron la vida y carácter de Kahlo.

Esta obra tuvo un momento en específico, es decir una razón específica para su creación, el engaño de su esposo, Diego Rivera, con su hermana menor Cristina, lo cual causaría su divorcio. Podemos observar a una Frida llorosa, pero sin mayor expresión, demostrando claramente el fuerte carácter que ésta tenía, a pesar de todo trataba de mantener su estabilidad especialmente para no darle el gusto de verla sufrida a su esposo, observamos que no tiene manos, como muestra de impotencia ante la situación, que a pesar de ella siempre pedirle fidelidad, fue algo que nunca le concedió. Su enorme corazón sangrante tirado en el suelo, muestra la magnitud de su dolor, que era una suma de no solo este engaño, sino de múltiples abortos que sufrió, inmovilidad, etc., que incluso le llevaron a decir, “estoy empezando a acostumbrarme al sufrimiento”. Su pie izquierdo lleva un tipo de barco, que hace además referencia a un accidente que tuvo, y es que su vida estuvo marcada por la enfermedad, accidente tras accidente, operación tras operación. Vemos además que esta vestida con un traje europeo y con el pelo corto, lo cual puede ser que lo utilizo para mostrar su despecho y su enojo a Diego, a quien le gustaban sus trajes mexicanos y su larga cabellera, mostrando la personalidad obstinada y el afán de contradecir que tuvo siempre. Además a los lados vemos do trajes más que podrían representar los momentos con su esposo, el de colegiala por la época en la que lo conoció, y el de Tehuana porque a él le encantaba, ambos pendiendo de un hilo, así como su matrimonio, y el lugar en donde se encontraba su corazón atravesado por un palo de metal. Frida trataba de demostrar su dolor, su vida feliz al lado de este hombre que además fue su perdición, mientras más dolor sentía, más sangrientos sus cuadros.

Frida fue una mujer fuerte, obstinada con sus creencias, enamoradiza, y esto fue causante de muchas penas en su inestable y único matrimonio, pero a la final siempre trato de representar su realidad, el dolor.

sábado, 24 de enero de 2015

Blanca Nieves, y las tres gotas de sangre

Reinvención del Cuento (Valentina Gutiérrez y Ariana Calvache)
Era un viernes como cualquier otro. Acaba de llegar del colegio, y dejé mi maleta al lado del sillón principal de la sala, costumbre que cumplía siempre de manera inconsciente. Mi plan de esa noche, era descansar, y tal vez ver alguna película, pero uno nunca puede planear nada, y ese viernes termino no fue nada parecido a lo que yo esperaba. Justo en ese momento, oí la puerta abrirse y cerrarse de manera muy estridente. A los pocos segundo, escuche la voz de mi padrastro gritar mi nombre:
-          Blanca Nieves, Blanca Nieves, ¿Dónde estás niña?  Hablaba de una manera extraña, nunca lo había oído así.
Escuche como se dirigía a mi cuarto arrastrando los pies, y golpeando todo lo que estaba a su paso. Entro, y me di cuenta que tenía una botella en la mano. En ese instante la rompió contra mi pared, y me amenazo diciendo:
-            Espero que seas buena haciéndolo, y espero que no le digas nada a tu madre.
Yo no respondí nada, y tampoco entendí bien a que se refería. De un momento a otro se bajó los pantalones y me botó contra mi cama. Empecé a llorar y me golpeo, una y otra vez, hasta que perdí la conciencia. Unos pocos minutos después me desperté, y lo primero que noté, fueron las tres gotas de sangre que caían por mi pierna izquierda, y cómo mi padre seguía encima de mí haciendo daño. Enseguida escuche otra vez la puerta, y la voz de mi madre Ravenna diciendo:
-          Amor, ya llegué y te traje comida.
Era de esperarse. Mi madre siempre lo atendía, se notaba que sentía un amor irracional por él, era casi algo posesivo.

Mi padre se espantó y torpemente se levantó de mi cama tabaleándose. En ese instante, entró mi madre con las bolsas de la compra, y lo vio ahí, aún con los pantalones abajo.  Mi padre se desmayó de la borrachera, y cayó al piso. Mi madre se me acercó, y me golpeo, aunque tenía la cara tan amortiguada que no sentí nada. No sé cuánto tiempo pasó, pero lo último que recuerdo es despertarme horas después en mi cama.
Salí, y vi el cuarto de mi madre casi vacío. Fui a la sala, aún a dolorida, y la vi sentada en la mesa con una botella de whisky casi vacía.
-          Mama, ¿Qué pasó en tu cuarto? ¿Dónde están los muebles de mi papá?
-          Él no es nada tuyo, y de todas formas, ha decidido irse. Y ahora por tu culpa ya no es mío tampoco.
-          Mamá, yo no quise hacer nada, y tampoco estoy completamente consiente de que fue lo que pasó.
-          ¿Ah sí? Yo no te vi resistiéndote, y parecía que lo disfrutabas.
Lentamente se me acercó, y cogió un adorno que estaba cerca del comedor.
-          Pero él me pegó, me desmayé y no recuerdo bien que sucedió hasta unos segundos antes de que tú llegaras.
-          No te creo nada, Philip no es violento. ¿O me has visto alguna vez con moretones en la cara?  ¡Traicionera! ¡Sucia!
Me comenzó a pegar con el adorno, y gritaba diciendo:
-          Es mío, y será mío. ¡Ahora por tu culpa no está más!
Era obvio, lo amaba como nunca había amado a alguien, ni siquiera a mi padre.
Pasaron algunos días… Mi cara se recuperó parcialmente, y mi mamá ya estaba más tranquila, y aparentemente ya me había disculpado por hacer lo que ella dice que hice. Recuerdo que en esos días me ofreció irnos de viaje para olvidar todo lo sucedido, y remediar nuestra relación. Como era lo que yo más quería, sin dudarlo acepté, e hice las maletas para partir hacia nuestra casa de campo. Mi madre me pidió que yo me adelantara, y me dijo que ella iría unos días después. Tenía que arreglar un asunto del trabajo, y yo la obedecí.
Mi madre habló con Peter, la persona que cuidaba la casa de campo, para que me recogiera. La noté un poco extraña mientras conversaba con él por teléfono, parecía que quería que no la escuchara.
Ese mismo día, Peter llegó y me llevó a la casa de campo. Él también lucía extraño. Llegamos, me ayudó a levantar las maletas y cuando entré cerró la puerta muy fuerte.
Vi por la ventana que se alejaba hacia su pequeña casa. Traté de gritarle, pero no me hizo caso, y me dejó ahí encerrada. Noté que en las alacenas y en la refrigeradora no había nada, y los recipientes de agua estaban vacíos. Entonces sospeché lo peor. Quizás mi madre aún no me había perdonado, y se estaba vengado por haberle quitado a su hombre, o eso era lo que ella decía.
Durante dos días, hice lo imposible para salir de la casa, o por lo menos para encontrar algo de comer, pero nada. Le gritaba todos los días que viniera y me alimentara, se acercó a la ventana y me dijo que, en efecto, eran ordenes de mi madre. Al tercer día, estaba llorando por el dolor de estómago tan fuerte que sentía, y por la desesperación de poder hacer algo para que mi madre me entendiese; justo ahí llego Peter, y me observó durante unos segundos por la ventana.
Abrió la puerta, empezó a llorar al verme, y me dijo que el no quiso hacer lo que mi madre le pidió pero que ella lo amenazó.
-          Escapa ahora, que yo me las arreglo con tu madre. Me dijo con el corazón partido en dos.
Me entregó un papel con algo anotado:
-          Toma un bus hacia la ciudad, y anda a esta dirección, ahí te ayudarán y te darán el cuidado que necesitas.
Quizá era otro engaño, pero en ese momento no tenía otra opción.
Después de unas horas, llegué con las últimas fuerzas que tenía. Era un lugar que tenía un rotulo que decía: Centro de Apoyo Integral contra la Violencia Intrafamiliar.
A duras penas alcancé a tocar el timbre cuando caí al piso inconsciente por el maltrato físico por el que había pasado. Cuando me desperté, estaba en una camilla con siete mujeres a mi alrededor, que parecían estar esperando a que reaccione. Cada una de ellas estaba más preocupada que la otra. Me dieron un vaso de agua y me pidieron que les explique cómo llegué ahí, y en ese estado. Les conté todo, y algunas se partieron a llorar.
-          Ahora mismo buscaremos un lugar para ti en esta casa. Me decían entre lágrimas.
Yo solo me quedé callada.
Me alojaron ahí. Me dieron ropa nueva, una cama limpia, y comida, por fin. Poco a poco me fui acostumbrando al estilo de vida que llevaban en ese lugar: sesiones grupales, terapias con psicólogos, y clases como las que tenía en la secundaria. También me acostumbré a la gente con la que convivía, cada uno con sus problemas, y a la gente que me ayudaba. Eran todas mujeres, algunas dormilonas, otras gruñonas, otras un poco tontas, unas cuantas risueñas, tímidas, otras que estaban enfermas siempre, y otras que a pesar de su situación siempre estaban felices.  Era un grupo extremadanamente variado, pero a pesar de eso, siempre nos ayudábamos y me ayudaban a superar todo lo que pasó.
Había algo en este centro que se llamaba Sesiones de Enfrentamiento. Básicamente se trataba de enfrentar esa cosa o la persona que te había causado el trauma, para llegar a la raíz del problema. La primera vez que tuve que hacerlo, tuve una crisis nerviosa, y no me atreví a ver a mi madre a la cara. Mi padre no pudo ir por que se había ido. Eso empeoró la situación, y llegué a estar más afectada que cuando había llegado.
Pocos meses después, me sentía diferente. Comencé a ver el mundo de otra manera, y la crueldad de mi madre y los abusos de mi padre parecían haber perdido importancia, y ahora sabía que mi felicidad tenía más relevancia. Me dijeron para ese entonces, que tenía que volver a tener una sesión de enfrentamiento, y la acepté. Estábamos las siete mujeres que me ayudaron en un principio y yo en la sala donde tomaría lugar esta sesión. Estaba muy nerviosa, debo admitir, y a los pocos minutos vi como la puerta se abría y mi madre entraba. La noté muy demacrada, y como destruida de dentro hacia fuera.  Se sentó, y mi miró con el mismo odio que cuando me encontró con mi padre.  
-          Señora, cuéntenos, ¿Qué sucedió con su hija? Le dijo una de las mujeres.
-          ¿Acaso no se lo ha dicho la desgraciada? La encontré en la cama con mi marido, mi hombre, su padrastro, y por eso, él se ha ido, dejándome abandonada con esta mugrienta, que no ha tenido la cara de regresar a su casa, conmigo.
-          Pero señora… En ese momento la interrumpí.
-          Madre, ahora me tienes que escuchar a mí. Ya no tienes la potestad de callarme con tus golpes, y tampoco me das miedo. ¿Sabes por qué no regrese? Porque me cansé de que me reclamarás por haberte quitado un hombre que no quise que fuera mío, y que nunca fue tuyo tampoco. Voy a empezar a decidir sobre mi propia vida, y voy a ser feliz ¿Me escuchas? ¡Feliz!
Nunca olvidaré la cara de mi madre, y como solo se paró y salió de la sala, sin decir nada. Las siete mujeres tampoco dijeron nada, y yo, solo regrese a mi cuarto. Nunca había sentido una felicidad parecida.
Pasó una semana, y una de las mujeres, la que más me agradaba entró a mi cuarto mientras descansaba, y me dijo:
-          Blanca Nieves, siento que ya no debes estar aquí.
-          ¿Qué? Pero, ¿Por qué?
-          Mira, me has demostrado, a mí y a todas las que vivimos aquí, que ya puedes enfrentarte al mundo real tú sola. Ya estás lista para salir, y lidiar con la gente que hay allá afuera, y sobre todo con sus engaños, que por desgracia tuviste que vivirlos antes de tiempo. Eres más fuerte que tu madre, aunque ella no soporte eso. No tiene sentido seguir cuidando de ti, cuando sé que ya no eres una adolescente, sino una mujer.
Terminé entiendo por fin, después de meses de sufrimiento, que mi madre estaba cegada por el amor de alguien que en verdad no la quería. Entendí también, que esta experiencia fue una especie de advertencia para mi futura yo, para saber cómo no tengo que dejarme enceguecer por el amor de alguien, hasta el punto de querer destruir a mis propios hijos. 

Era hace una vez... El sexo y la independencia

Postura de Psicoanálisis de Bruno Bettelheim. (Ariana Calvache, Valentina Reinoso, Nicole Cueva, Valentina Gutiérrez, Neguin Badaghi)

Los cuentos de hadas son una representación un tanto fantasiosa de nuestra realidad, que nos sirve como un preámbulo o una advertencia. Lo interesante de estos relatos es la apertura a interpretaciones que tienen, que dependen directamente del nivel de madurez de la persona que lo lea y de los conocimientos que este tenga, demostrado claramente con el psicoanálisis de Bruno Bettelheim, en donde se nos plantea el detrás de dos de los cuentos más populares que han trascendido en cientos de generaciones: Hansel y Gretel, y la Caperucita Roja… ¿Roja?, pues si no hay mejor adjetivo para describir la carga sexual de este cuento. 
Este aspecto es bastante evidente en el psicoanálisis y de igual manera a nuestra forma de pensar. El rojo es comúnmente conocido por simbolizar deseos pasionales, amorosos, la intensidad, la fuerza, y la sexualidad lo cual estaba representado explícitamente  en la primera versión que tuvo este cuento, con Perrault exponiendo que la Caperucita se metía desnuda a la cama con el lobo, esto ha ido cambiando en las versiones actuales, aun quedando el significado. Por otro lado el significado que busca Bettelheim de la apertura de la barriga del lobo no es más que otro rasgo característico de los psicoanalistas por tratar de buscarle una razón  a cualquier hecho o acción. Es claro que dentro del cuento original de  Perrault esta disección que se realiza no está presente, por lo que en verdad nos da a entender que esto no fue más que un final atribuido por siguientes versiones para hacerla más apta para su público joven. 
De la misma manera que no estamos de acuerdo con la relación que se le hace a una cesaría y con el miedo que esta causaría en los niños. Plantea la existencia de relaciones edípicas por parte de Caperucita Roja justificando la ausencia del papá, a pesar de que este argumento ahonde demasiado en la psicología del cuento. Evidentemente en este cuento se aprecia un deseo de independencia que parece innecesario para la edad que aparenta la “niña”, independencia parecida a la que tienen que vivir Hansel y Gretel, la cual en este caso es forzada por los padres, específicamente por la madrastra. Hansel y Gretel de igual manera ahonda en las relaciones edípicas las cuales están sustentadas por un deseo de un amor o fijación de la madre que actualmente no está presente. Un sentimiento intensificado por la falta de alimento, efecto colateral de la pobreza. Sin embargo al igual que en la Caperucita Roja existen elementos que pueden ser considerados un análisis extra limitado del mismo cuento. Está por ejemplo el hecho de que Bettelheim asocie a la casa con el cuerpo de la madre y que piense que un niño pueda entender este simbolismo para reflexionar acerca de su propia vida. Estas afirmaciones no parecen lógicas aunque tengan respaldo psicoanalítico, al igual que el sentido religioso que este encuentra en la paloma. 
Los análisis de estos cuentos del psicoanalista Bruno Bettelheim poseen una gran cantidad de lógica al tratar de entender los simbolismos manejados por Perrault o los Hermanos Grimm, viéndose desde la afirmación que son de libre interpretación. A pesar de esto, existe claramente una extralimitación al intentar buscarle sentido a los mecanismos creados en estas historias. Bettelheim parece en muchas ocasiones llevar dichos símbolos a un nivel muy complejo, que adolescentes o adultos sin conocimientos previos no podrán desentrañar, y todo esto toma menos sentido si tomamos en cuenta que el público principal de estos cuentos son y siempre serán niños.

martes, 13 de enero de 2015

¿De qué manera el lenguaje en conjunto con la teoría de la elasticidad en economía, influencia en los gastos de consumo diario de una persona?

El consumismo es una actitud bastante común en la sociedad actual, ya no se compra únicamente por necesidad sino simplemente por el gusto de comprar, y así al final del mes tenemos unas cuentas bastante grandes que pagar. Y claro hay épocas en las que los gastos son incluso mayores, Navidad, Septiembre antes del ingreso a escuelas, etc. Pero si analizamos, quizá se encuentren factores que en compras diarias nos benefician o nos perjudican a la hora de pagar.

Para poder responder la pregunta planteada, en primer lugar debería comenzar definiendo lo que es el lenguaje. Es así que podemos decir que el lenguaje es la manera en que comunicamos ideas, sentimientos, etc., siendo esta de cualquier índole, el habla, la escritura, gestos, o cualquier signo convencional. Por otro lado, en economía, al hablar de elasticidades tenemos 4 tipos, pero me voy a centrar en 2 de ellas para este tema, la elasticidad precio de la demanda y la elasticidad precio de la oferta, y ambas resultan ser la variación de la cantidad demandada frente a la variación porcentual del precio, es decir se analiza cómo reaccionan consumidores y productores ante los precios. Demandantes y ofertantes podemos ser elásticos, es decir que el precio si influencia en la cantidad que se compra o vende, o inelásticos es decir que sin importar el precio, la cantidad del bien no se altera en mayor proporción.
El hecho de ser elásticos o inelásticos, puede afectar mucho el precio que estemos dispuestos a pagar o que nos impongan. Por ejemplo, por un lado si los consumidores somos inelásticos, como resulta con bienes indispensables, adicciones, o que no se tengan reemplazos, por ejemplo el tabaco, en este caso los productores pueden subir el precio en un mayor porcentaje, con la seguridad de que vamos a seguir consumiéndolos, es decir que productores se abusan de los consumidores. En cambio si los productores son inelásticos, por ejemplo cuando no pueden mantener stock, cuando tienen poco tiempo para producir la cantidad demandada, o si el costo de factores productivos es muy grande o no hay, en este caso, los consumidores podemos hacer que se bajen los precios, a nuestro beneficio, es decir abusando de los ofertantes. Casos concretos son en Navidad, en donde consumidores somos inelásticos y los precios de todo se incrementa, porque a la final vamos a tener que comprar, o en cambio en las fruterías, si no se venden las frutas, se pudre y no sirven y los consumidores al saber eso hacen que se rebaje el precio lo más que se pueda. Y sucede lo mismo cuando podemos ser elásticos, a los productores no les conviene subir precios porque se deja de comprar, y por el contrario si los precios son muy bajos y los productores son elásticos, van a dejar de vender hasta que los precios suban y se obtengan mejores ingresos.
Estas elasticidades se relacionan con el lenguaje, ya que si por una lado los consumidores demuestran que son inelásticos, los productores se van a abusar en precios, saben que quieres ese bien cueste lo que cueste, por ejemplo cuando vas a alguna tienda y demuestras que te encanto alguna prenda, ya sea con gestos o expresiones es muy seguro que el ofertante te eleve el precio ya que sabe que quieres comprarla. Y lo mismo ocurre en el otro lado, si nos enteramos que alguna empresa no tiene como embodegar sus productos por algún medio de comunicación por ejemplo, sabemos que los precios van a bajar porque tiene que vender todo.

Entonces podemos concluir diciendo que la clave es conocernos como demandantes, y no dejar que los ofertantes nos conozcan, no hacer evidente que un bien es indispensable para nosotros, de esa manera los precios en compras diarias como ropa, o comida van a mantenerse a precios razonables.  

domingo, 4 de enero de 2015

“Soy el hombre de la libertad, esa es toda la fortuna que tengo.”

“Soy el hombre de la libertad, esa es toda la fortuna que tengo.”
Esta frase fue dicha por Jim Morrison, el excéntrico cantautor y poeta estadounidense, vocalista del grupo “The Doors”. La rápida, escandalosa, misteriosa y salvaje vida de este personaje seria la razón de su trascendencia, y la razón de la importancia de sus frases. En este caso, al buscar una interpretación a la frase previamente propuesta, debemos hacer referencia a los eventos que lo marcaron y que nos hacen recordarlo.
El hombre de la libertad sería una buena definición planteada para Jim Morrison. Desde los inicios de su vida no conoció y nunca tuvo bien definido lo que significaba el hecho de tener límites, al no estar su padre presente, y al ser su madre quien mandaba muchas veces incluso sobre su padre, le causo una confusión con la imagen de autoridad, que lo marcaría para toda su vida. Es así que al independizarse a sus 19 años comenzó esa vida de “libertad “. Con la formación de la banda, se metió en un mundo de drogas, alcohol, exhibicionismo, al mundo de la fama y la fortuna. El escribía y cantaba las canciones como quería, muchas veces alterando las letras, improvisando, jugaba con su público, les hacía esperar mientras cantaba, armaba sus shows como él quería exhibiéndose como a él le parecía sin hacer caso a las autoridades, llegando incluso a ser detenido. La fama de la banda, la enorme cantidad de ingresos que comenzó a tener los utilizo para hacer lo que quería, lo que le gustaba, se metió incluso más en las drogas, en el alcohol, ese era su gusto aunque causo conflictos con la banda.
Entonces, ¿Qué se puede terminar diciendo de la frase? Podemos decir que Jim usaba su libertad, no le importaba el que dirán de la sociedad, imponía su estilo, mostraba su forma de ser en cada actuación que daba, no hacía caso a los límites que la misma sociedad impone. Esta era la libertad del vocalista de “The Doors”, hacer lo que quisiera, cuando quisiera, su fortuna era no ser prisionero de la sociedad, poder llegar drogado a un concierto, alterar las canciones que él había compuesto a su gusto dependiendo su estado de ánimo, su humor. Y cada uno puede tener como fortuna esa libertad saber lo que te gusta y hacer lo que te gusta, quizá no llegando a los extremos de armar un escándalo pero hacer en tu vida lo que tu quieras y no lo que la sociedad te imponga. 

http://adryan85.galeon.com/cvitae410918.html
http://www.antesydespues.com.ar/jim-morisson/