El arte de todos los tiempos ha pretendido
representar la cultura, lo actual de cada época, cada artista crea su obra que puede llegar a ser vendida o coleccionada, convirtiéndose en un producto más del engranaje comercial de la sociedad, la
diferencia radica en que Andy Warhol nació en el pleno auge del consumismo, el
arte dejo de representar la belleza puramente, sino que buscaba meramente una
forma de comunicarse con el público, quizá podemos darle un nuevo
planteamiento, belleza consumible presa de la cultura capitalista.
La trascendencia en la mente de los años 20 no era la clave de todo, sino era el uso y el desecho constante mantenerte con lo nuevo, actitud que es contradictoria con lo previo mencionado (la trascendencia en la mente de los años 20), esta manera de pensar seria además la justificación para la idea de Warhol, de tener 15 minutos de fama, la trascendencia no era lo importante sino el boom del momento. Su peculiaridad radica en que él supo atacar a esta actitud de la sociedad, la gente supo identificarse con sus obras, eran de fácil reconocimiento, y además ataco con su técnica por este mismo punto. La rapidez de la producción masiva de una sola obra, era la producción masiva de productos.” El personaje de Andy Warhol adquiere mucho protagonismo más allá de su propia obra, convirtiéndose en un signo estético de la época.”1
Entonces deberíamos concentrarnos en la obra
de aquel al que llamaron superficial. Es cierto que si hacemos un análisis
visual de sus obras representan lo más simple de cada objeto, “La sopa Campbell es pura superficie, en sus
retratos no intenta plasmar el carácter del sujeto, sino que los trata en su
superficie. Pinta las caras como máscaras, sin personalidad.”2 Esta manera de hacer sus obras tiene un fin,
obligar al público a crearse una conexión, a poner en esa obra la experiencia
personal, lo fuerza a mirar en la pintura su cotidianidad. Es así que encontramos el consumismo, un
consumismo que es de las masas pero que requiere de la contribución personal de
cada individuo, esa percepción propia de algo que carece de sentido.
Pero Warhol no solo revoluciono los objetos
de interés para la creación de arte sino que además su técnica podría también
dar un mensaje, crear la representación de una sociedad. La serigrafía, una
moderna técnica para la época, que representaría de la mejor manera el
fotocopiado. Warhol cambiaría totalmente la idea de la autenticidad y la
importancia de la mano de obra del artista, lo imprescindible aquí era la
cantidad. Repetir, ampliar, alterar colores, fusionar, de eso se trataban sus
obras, esa era la técnica, ese era el mundo que realmente estaba creándose, el
mundo que “compra productos no
necesarios y rápidamente sustituibles por otros, igualmente innecesarios y poco
perdurables, con el fin de mantener la producción.”3 Su repetición masiva de
todas sus obras, desde una lata, hasta una estrella del momento, pasando por escenas
de masacre las cuales “en palabras de Warhol: “cuando vemos varias
veces una fotografía macabra, termina por no hacernos ningún efecto”, esto
logra un estado de indiferencia, propia de la sociedad de consumo.”4
Buscar una conclusión para uno de los
artistas más enigmáticos y revolucionarios del arte contemporáneo puede ser
difícil, pero al final de todo deberíamos preguntarnos ¿Qué pensamiento buscaba
Warhol con sus obras? Cosas tan simples como una lata o una caja de detergente
han llegado a trascender de la misma manera en que una obra de Picasso.
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