Realmente podríamos considerar que una definición formal del
lenguaje es la forma correcta de conceptualizar todo un mundo de aspectos que
han dado forma a la vida como la conocemos hoy en día. Pues desde mi punto de
vista seria incompleto tratar de encerrar a esto que llamamos “lenguaje” en un
par de palabras formales.
En primera instancia debemos reconocer que esta convención, ha
formado parte de nuestros genes desde que el primer hombre pisó la tierra, e
incluso forma parte de cada ser vivo presente en esta tierra, pues para tratar
de definir al lenguaje en las formas más simples, hay que reducirlo a su uso
básico, la comunicación. Para comenzar
tenemos a las plantas, su forma de participar al exterior sus estados se basan
en cosas tan simples, como el color y la
textura, pues quien no sabe cuándo una planta necesita de mayor cuidado por la
sequedad que presenta o el verde de sus hojas al momento de que está en buenas
condiciones. Y por otro lado están los animales, los cuales con gestos y sonidos
comunican sus necesidades. Y es de esta manera que la naturaleza se basa en
aspectos tan simples para la expresión de sus seres vivos.
Y en cuanto a los humanos, podríamos observar que hemos
aprendido de estas expresiones tan básicas de animales y plantas para llegar al
lenguaje de hoy en día. Comenzando con dibujos muy rústicos en una pared con el
uso de esos colores y texturas que las plantas nos proporcionan, y adjuntando
sonidos y gestos tal y como los animales los hacen. Un trazo en una caverna se volvió
una obra maestra en un museo y un escueto sonido en la complejidad de cada
idioma que hoy en día existe alrededor del mundo.
Entonces se puede considerar que los seres humanos tenemos
un cierto nivel de superioridad, hemos perfeccionado todas las formas existente
de comunicación para hacerlo más eficaz, añadiendo sistemas de signos,
vocabulario, gamas de colores, así como herramientas para hacerlo visible, y utilizamos
la educación para poder transmitir todas las clases de lenguaje en cada área de
conocimiento.
Pero el verdadero mérito que debemos atribuirnos, es la
capacidad de hacer al lenguaje algo nuestro. Tenemos todos los medios para
aprender cada sistema de signos presente en el mundo, pero de que sirven las palabras
sin un trasfondo o una pintura sin sentimiento, el sistema no es lo importante,
sino su expresión. Es verdad que tenemos leyes convencionales para poder lograr
eficacia en la comunicación, pero la libertad que cada uno tiene para unir las
palabras, escoger los elementos o los gestos, ese es el verdadero lenguaje. Y esta
libertad se la puede demostrar en algo tan simple como transmitir cual es el
clima del día de hoy. Si está nevando, podemos decir algo como “hay nieve en
todas partes y además continua cayendo desde el cielo”, o quizá “hay escarcha
blanca en cada parte de la acera y el ambiente es tan frio que congela” o algo
tan simple como mostrar un puñado de nieve. He ahí la capacidad de hacer tuyas
a las palabras, hacer tuyos los signos, hay
que darle importancia a la función de comunicar y no a la complejidad de los
medios.
Entonces que podemos concluir al hablar de lenguaje, pues
que es simplemente hacer tuyo a un sistema de signos, cada quien puede escoger
los medios de expresión, la clave está en sentir esa expresión, así como un científico
hace y lo siente suyo a un descubrimiento, así cada uno puede encontrar la
manera de darle vida a las palabras pues al fin y al cabo, la diversidad humana
está presente en todo, e incluso más en nuestras formas de expresión.
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