martes, 13 de enero de 2015

¿De qué manera el lenguaje en conjunto con la teoría de la elasticidad en economía, influencia en los gastos de consumo diario de una persona?

El consumismo es una actitud bastante común en la sociedad actual, ya no se compra únicamente por necesidad sino simplemente por el gusto de comprar, y así al final del mes tenemos unas cuentas bastante grandes que pagar. Y claro hay épocas en las que los gastos son incluso mayores, Navidad, Septiembre antes del ingreso a escuelas, etc. Pero si analizamos, quizá se encuentren factores que en compras diarias nos benefician o nos perjudican a la hora de pagar.

Para poder responder la pregunta planteada, en primer lugar debería comenzar definiendo lo que es el lenguaje. Es así que podemos decir que el lenguaje es la manera en que comunicamos ideas, sentimientos, etc., siendo esta de cualquier índole, el habla, la escritura, gestos, o cualquier signo convencional. Por otro lado, en economía, al hablar de elasticidades tenemos 4 tipos, pero me voy a centrar en 2 de ellas para este tema, la elasticidad precio de la demanda y la elasticidad precio de la oferta, y ambas resultan ser la variación de la cantidad demandada frente a la variación porcentual del precio, es decir se analiza cómo reaccionan consumidores y productores ante los precios. Demandantes y ofertantes podemos ser elásticos, es decir que el precio si influencia en la cantidad que se compra o vende, o inelásticos es decir que sin importar el precio, la cantidad del bien no se altera en mayor proporción.
El hecho de ser elásticos o inelásticos, puede afectar mucho el precio que estemos dispuestos a pagar o que nos impongan. Por ejemplo, por un lado si los consumidores somos inelásticos, como resulta con bienes indispensables, adicciones, o que no se tengan reemplazos, por ejemplo el tabaco, en este caso los productores pueden subir el precio en un mayor porcentaje, con la seguridad de que vamos a seguir consumiéndolos, es decir que productores se abusan de los consumidores. En cambio si los productores son inelásticos, por ejemplo cuando no pueden mantener stock, cuando tienen poco tiempo para producir la cantidad demandada, o si el costo de factores productivos es muy grande o no hay, en este caso, los consumidores podemos hacer que se bajen los precios, a nuestro beneficio, es decir abusando de los ofertantes. Casos concretos son en Navidad, en donde consumidores somos inelásticos y los precios de todo se incrementa, porque a la final vamos a tener que comprar, o en cambio en las fruterías, si no se venden las frutas, se pudre y no sirven y los consumidores al saber eso hacen que se rebaje el precio lo más que se pueda. Y sucede lo mismo cuando podemos ser elásticos, a los productores no les conviene subir precios porque se deja de comprar, y por el contrario si los precios son muy bajos y los productores son elásticos, van a dejar de vender hasta que los precios suban y se obtengan mejores ingresos.
Estas elasticidades se relacionan con el lenguaje, ya que si por una lado los consumidores demuestran que son inelásticos, los productores se van a abusar en precios, saben que quieres ese bien cueste lo que cueste, por ejemplo cuando vas a alguna tienda y demuestras que te encanto alguna prenda, ya sea con gestos o expresiones es muy seguro que el ofertante te eleve el precio ya que sabe que quieres comprarla. Y lo mismo ocurre en el otro lado, si nos enteramos que alguna empresa no tiene como embodegar sus productos por algún medio de comunicación por ejemplo, sabemos que los precios van a bajar porque tiene que vender todo.

Entonces podemos concluir diciendo que la clave es conocernos como demandantes, y no dejar que los ofertantes nos conozcan, no hacer evidente que un bien es indispensable para nosotros, de esa manera los precios en compras diarias como ropa, o comida van a mantenerse a precios razonables.  

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